Rambla Salvador Samà, 47
Vilanova i la Geltrú – Barcelona
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Geobiólogo – Consultor en Biohabitabilidad
Estudios de geobiología y feng shui
El dióxido de carbono (CO2) es un gas orgánico que está formado por dos átomos de oxígeno y un átomo de carbono.
Es un compuesto natural que facilita la vida en la Tierra. Proporciona el carbono que necesitan las plantas para realizar la fotosíntesis y se libera el oxígeno (O2) que respiramos los organismos aerobios, como los mamíferos.
Retorna al aire de forma natural. Se genera CO2 en la respiración de los organismos aérobicos, descomposición de los animales y plantas, o quema de bosques.
El ser humano ha roto el equilibrio. La quema de combustibles fósiles para obtener energía, los procesos industriales, la quema de residuos… está incrementando sin parar la cantidad de dióxido de carbono presente en la atmósfera: Des de 1800, la concentración del gas ha pasado de 280 ppm (partes por millón) a 420 ppm en la actualidad.
Se trata de un gas de efecto invernadero, retiene el calor. Al aumentar su presencia en la atmósfera se está produciendo un calentamiento global, más conocido como cambio climático, que genera olas de calor e inundaciones.
Además, los océanos absorben parte de este CO2 adicional y en este proceso se acidifican, desciende su pH. La principal consecuencia de ello es la destrucción de los arrecifes de coral.
El dióxido de carbono también es ahora más presente en nuestras casas. Las viviendas son más herméticas para ahorrar energía, pero esto dificulta la salida del CO2 generado por la respiración humana y la combustión en cocinas. A su vez, disminuye la cantidad de oxígeno presente.
La mala ventilación es causa común de concentraciones excesivas de dióxido de carbono en espacios interiores. Se relaciona con la salud de las personas ocupantes, su comodidad y su rendimiento mental.
A partir de 1000 ppm, disminuye las capacidades cognitivas causando fatiga y perdida de rendimiento (ver estudio). Estas concentraciones suelen superarse fácilmente tras pocas horas de permanencia en una vivienda cerrada.
A partir de 5000ppm, son comunes los dolores de cabeza, la interrupción del sueño, la irritación emocional y la lentitud mental (ver estudio). Es difícil alcanzar estos valores en viviendas y oficinas, pero no es descartable en aquellos espacios habitados que nunca se ventilan y sus cerramientos sean estancos.
Estudios en animales han mostrado que en concentraciones de 5000ppm, tras sólo ocho semanas de exposición, se produce calcificación renal y pérdida ósea (ver estudio).
Afortunadamente, la asfixia no se produce hasta las 70.000ppm.
La renovación del aire interior es sumamente importante, además de reducir el CO2 e incrementar el oxígeno, permite la salida al exterior del formaldehido y COV que desprenden las pinturas, mobiliario y productos de limpieza.
Rambla Salvador Samà, 47
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